enero 18, 2011

Tres corazones...cuatro con el mío. Sobre cuántos corazones puedes poner en un hombre.

Guillermo Ortiz

Hoy, 17 de enero, vi una de las cosas más bellas que he visto en mi vida. Sin duda, la capacidad de maravillarse está muy gastada cuando eres estudiante de medicina, principalmente de los últimos años o si eres interno o pasante; porque estás demasiado ocupado para detenerte a mirar, o porque te abruman los conocimientos, la curiosidad práctica o la creencia de que has visto ya todo... porque la belleza se revela a los humildes y a quienes se toman su tiempo (no parece cosa de médicos). Sin embargo, a veces también estalla cuando menos lo esperas, te arrebata la vista y deja su regalo sin que tú lo merezcas.

Hoy, en el Hospital Metodista de Houston, se llevó a cabo la primera parte de un transplante de corazón, riñón e hígado, para un paciente joven con amiloidosis en etapa terminal, quien ya había tenido tranplante de médula ósea como parte del tratamiento. Esta primera parte, a cargo del Dr Loebe, un excelente cirujano formado en Baylor y Berlín y encargado de transplantes torácicos en este hospital, fue el transplante de corazón.

Este multitranplante, quizá el primero que se realiza en el mundo, pues no hay algún otro reporte, estaba planeado para iniciar con el corazón, inmediatamente después el riñón y por último el hígado quizá un par de días después, cuando los otros dos órganos recuperaran sus funciones. Sin embargo, en un vuelco de la suerte, se ha tenido que reeplantear el modo en que se llevará a cabo: el transplante de corazón se llevó cerca de 14 hrs dejando fuera por el momento al riñón ¿Porqué tardó tanto un sólo transplante? La respuesta es que no fue uno, fueron dos, y no fue una cirugía sino cuatro.

Cuando a las seis de la mañana llegué al quirófano el día de hoy, vi en el pizarrón esta cirugía programada, en estado de pendiente y sin hora de inicio. Adentro de la sala, me encontré con la residente de cirugía quien se veía absolutamente exhausta, la bomba de circulación extarcorporea en marcha, y el paciente con el campo quirúrgico cubierto, abandonado, pero con rastros claros de que la cirugía ya había empezado... todo indicaba que habrían por lo menos retirado el corazón enfermo, si no, porqué la bomba. Me acerqué a los anestesiólogos, se escuchaba el monitor del latido cardiaco pero se mostraba un trazo anormal y me sorprendió ver en el eco transesofágico un corazón con el ventrículo Izquierdo de paredes inmensas e hipomotilidad evidente, la pared septal no se movía ni un poco. Ese corazón no se veía sano, no se veía capaz de mantener un flujo adecuado ¿Estaban en espera del corazón? ¿Por qué no habían retirado el corazón del paciente? no tenía claro qué pasaba, me imaginé algo grave, quizá no había funcionado el transplante o se había perdido al donador en el último minuto. Me acerqué a saludar a la residente y a preguntar si el corazón que estaba latiendo era el original del paciente, su respuesta fue "no, es el tranplantado, pero algo salió mal".

La cirugía había transcurrido sin sobresaltos, se había tomado el corazón del donador unas 5 horas antes, cerca de la media noche, sin embargo, en el momento de cardiovertir o desfibrilar el corazón trasplantado para que volviera a latir, ahora en otro pecho, éste fue incapaz de alcanzar la capacidad para hacerlo con fuerza, de algún modo estaba dañado. Yo no sabía que sucedería, comencé a imaginar que este hombre moriría irremediablemente cuando desconectaran la bomba extracorpórea. Fue en ese momento cuando el doctor Loebe entró a la sala y me preguntó "do you want to harvest? I hope It's not raining"... mmm? el reflejo es decir que sí a todo, no puedes decir que no, pero qué quizó decir? Me preguntó si quería ir con él a conseguir el corazón de otro donador. Por supuesto que quería!

El camino del Metodista a Ben Taub es muy cortó, el Texas Medical Center es un gran conglomerado de hospitales, allí están estos y otros grandes hospitales como el St. Luke's. Ben Taub es un hospital "de sangre", atiende muchas emergencias traumatológicas; por tanto, tiene muchos donadores potenciales, especialmente pacientes jóvenes con trauma craneoncefálico grave. El camino nos dio tiempo de hablar un poco, sobre Berlín, un lugar que no conozco y quisiera conocer, y cómo fue que el Dr Loebe llegó a Houston.

Cuando llegamos el paciente no estaba listo, de modo que acompañé a los enfermeros por él a la UTI del hospital; ya estaba preparado para donar, la familia había aceptado amablemente cumplir la voluntad expresada por este muchacho cuando aún vivía, se había repletado hormonas tiroideas y estabilizado los signos "vitales"... es difícil superar el hecho de ver un cadáver con el corazón latiendo, presión arterial, temperatura, y a pesar de eso... él estaba muerto, este fue su última buena obra, transmitió la vida que quedaba en sus partes para que otro todo viviera.

La extracción de los órganos se realizó con la pulcritud y respeto que se tiene a cualquier paciente en quirófano. Y fue allí, en la toracotomía, que la belleza me tomó por sorpresa. Mientras el cirujano cortaba el pericardio, este velo se abrió para revelar una maravilla batiente, el corazón desnudo y palpitante. Podía casi oír los chasquidos de las válvulas, lo sentía vibrar con el cierre, removerse con el torrente de sangre expulsada en cada contracción, el orden y la sincronía de las fibras contrayéndose, una por una, con fuerza, transmitiendo el impulso de vida... la vida que había salido de este pecho pero se prolongaba como empujando un flujo que llegaba hasta otro pecho abierto, esperando, en otro quirófano.

En un segundo recordé toda la fisiología olvidada por años. Tomamos el corazón, ya perfundido con cito protector, en hielo, y lo trasladamos de vuelta al otro hospital, así, simple, como si se tratara de un lunch. En el quirófano del Methodist, Dr Loebe removió el corazón inservible, y unió delicadamente las aurículas de este corazón inquilino con las del antiguo habitante. Tomaron todo el aire de dentro de las cavidades y las llenaron con sangre, dieron una chispa de vida y el corazón volvió a su marcha, interrumpida por sólo unos minutos. Primero lo hizo con un paso irregular, latiendo tímidamente, como si reconociera su nueva casa; después, con el paso incesante al que estaba habituado, cada vez mejor.

PS. (ie. Post Scriptum) No escribí esto por motivos “académicos” pero, si quieren saber algunos más detalles podemos discutirlos.

PD. (i.e. Post Data) el día de hoy por la mañana se hizo el transplante de riñón, fue un éxito. Después del transplante cerramos el tórax, el cual se dejó abierto tras el transplante de ayer… esperando por mejores días (jeje, chiste del Dr Loebe).


En la foto, el Doctor DeBakey, pionero en transplantes de corazón, dispositivos de asitencia ventricular, grafts sintéticos de aorta. Trabajó en el Methodist, la unidad vascular y cardiaca de este hospital lleva su nombre.

2 comentarios:

  1. Impresionante de verdad.
    Qué bueno que quedó plasmado en algún lado

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  2. Excelente historia, justamente yo estaba hace un año en la misma sala de operaciones con el Dr. Loebe presenciando las maravillas de la cirugía cardiovascular, que mas que un procedimiento extremadamente complejo de realizar, es una grandeza del hombre, sin lugar a dudas uno de lo avances mas impresionantes de la medicina. En hora buena por esa experiencia que en verdad te cambia la vida y en lo personal marco mi vida y afirmo mi gran pasión por la cirugía. Actualmente estoy en un lugar totalmente diferente, en la Clínica MAS en Tlapa Guerrero. Es muy cierto tu comentario de dejarte de maravillar por las cosas en medicina, pero creeme que también te va a sorprender las cosas que ves aqui, claro no tan sofisticadas pero igual de complejas. Saludos y felicidades.
    Mandale muchos saludos al Dr. Loebe de mi parte y a We
    Pedro Azuara Galdeano MPSS
    Clinica MAS

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